Uno de los principales objetivos del proyecto LIFE MIDMACC es la implementación y seguimiento de diferentes medidas de gestión del paisaje que mejoren la adaptación al cambio climático y el desarrollo socioeconómico de la media montaña. Una de estas medidas de adaptación se basa en el uso de diferentes prácticas agronómicas como las cubiertas verdes, la gestión de pendientes (terrazas) o los sistemas de conducción, manteniendo al mismo tiempo un alto nivel de competitividad y calidad. En Cataluña, esta experiencia piloto se lleva a cabo en tres viñedos pertenecientes a Celler Espelt (Roses, Alt Empordá), Celler cooperatiu d’Espolla (Espolla, Alt Empordá), y Llivins (Llívia, Cerdanya).
Las parcelas en Espolla se encuentran entre 100 y 120m s.n.m., y las de Roses (150-170m s.n.m.). Espolla se localiza en el macizo de Albera, en los Pirineos Orientales, cerca de la costa pero a 13 km de distancia del mar, mientras que las parcelas de Roses, aunque a una altitud ligeramente superior, están a menos de un kilómetro del mar, por lo que reciben plenamente su influencia. En Espolla, las cubiertas vegetales se han introducido recientemente (2019) o se introducirán dentro del proyecto (2020), en contraste con la tradicional eliminación mecánica o con herbicidas de la vegetación arvense. Las parcelas de Roses presentan una contrastada gestión de la pendiente (terrazas frente a pendiente natural) y conducción (vaso frente a espaldera).
Las parcelas de Llívia, en los Pirineos Centrales, se encuentran en una sola finca, a una altitud mucho mayor, 1200m s.n.m. Una parcela es bastante nueva, en una antigua zona de pastos de yeguas (establecida como un viñedo en 2013), y una segunda parcela se establecerá en 2020 en un campo adyacente, actualmente cultivado.
Mediante la combinación de todas las parcelas de Cataluña, se ensayarán varias prácticas agronómicas como medidas de adaptación, junto con otros efectos relevantes, como la proximidad al mar. La inclusión de viñedos de gran altitud servirá para dos propósitos: en primer lugar, mostrar los límites del uso de viñedos como herramienta adaptativa para la montaña media; y en segundo lugar, enlazar estos viñedos con los resultados en otras parcelas de vid del proyecto (La Rioja) y fuera del proyecto (viñedos en la Cerdanya y otros lugares de los Pirineos de otras bodegas no incluidas en el proyecto).
En estas parcelas, se hará el seguimiento del contenido de agua del suelo con sondas de humedad colocadas a diferentes profundidades, y se estudiará el efecto de las prácticas agronómicas y la humedad del suelo sobre su microbiota. También se realizarán simulaciones de lluvia estacionales para estudiar la erosión del suelo, una de las principales preocupaciones de los viticultores en la montaña media.
